¡En esta esquina…!
“Divide
y vencerás”, es un aforismo desarrollado por Maquiavelo en su obra el Príncipe,
pero que fue orientación del emperador romano Julio César, como mecanismo de dominio. En
el país lo
aplicó Balaguer y con
más eficiencia lo hace el PLD.
Más,
la división a lo que pudiera
entenderse opuesto al orden establecido por el gobierno de los
Estados Unidos de Norteamérica, fue considerada por estos como parte de su
estrategia vital de control a la República Dominicana.
Es
conocida la orientación planteada por el presidente Kennedy durante la crisis
post trujillista: en Santo Domingo tenemos que escoger entre tres
posibilidades: primera: un gobierno de amplia base social surgido de unas
elecciones democráticas; segunda: un gobierno como el de Trujillo; y,
tercera, uno como el de Fidel
Castro. “Preferimos lo primero, pero no
podemos renunciar a lo segundo hasta tanto estemos seguros de que no ocurrirá
lo tercero”, dijo. Cualquier cosa,
menos un gobierno de izquierda, fue la orientación que signó a la llamada
transición democrática iniciada con la caída
del dictador.
De
esa estrategia sobrevino el derrocamiento al gobierno de Bosch en 1963; la
intervención militar del 28 de abril de 1965; y la instalación en el poder de
Balaguer en 1966.
La
represión y la división a los grupos democráticos y revolucionarios, fueron
otros componentes funcionales a la estrategia y que corrieron paralelos.
Manolo
Tavarez Justo vio claro el fomento de la
división por parte de la inteligencia de los Estados Unidos y la oligarquía
criolla, y lo denunció en un
discurso el 14 de junio de 1962 frente
al parque Independencia, en el que
destacó el interés de las clases dominantes de alentar el surgimiento de organizaciones políticas con el propósito de
dividir la oposición; subrayó que “…La razón de esa división obedece… a una
nueva táctica empleada por la reacción nacional y el imperialismo… con el
propósito de dividir, de impedir la unidad de las masas populares…”.
A
pesar de esta certera denuncia- advertencia, la división se hizo en el tiempo
parte consustancial del movimiento revolucionario y alternativo. A cada rato surge un nuevo grupo “en nombre
de la unidad” o para trabajar “por la unidad”; proponiendo lo mismo que los
grupos existentes. Esto tiene ya el rango de caso: en nombre de la unidad se
multiplica la división; a tal punto, que hoy se cuentan sesenta y siete
partidos o grupos que se
reivindican progresistas, de izquierda o
alternativos.
Uno
que otro de buen hablar, o de escritura fácil, más si pasó por algún partido de
izquierda, junta a unos cuantos; les convence de una misión mesiánica y como
denunciara alguna vez un periodista español en una situación parecida en el
Perú: “distribuye jerarquías, o rangos, según el caso; se reserva para si
el de líder principal; o de comandante general,
también según el caso”; y ya está el nuevo grupo.
No
se confunda esta protesta con descalificación, para lo que no estamos
autorizados, no es nuestra práctica, ni hay razones de ningún tipo moral o
personal para descalificar a los concernidos en esas iniciativas. Si es de destacar que, vistas las propuestas
de los seis movimientos surgidos en lo que va de año en varios lugares del
país, pudieron complementarse en la Alianza por la Democracia (APD), Alianza
País (AlPaís), o en el proyecto de fusión Alternativa Revolucionaria- Patria
para Todos (AR-MPT). Y por cuidarme de actitudes ventajistas no incluyo al
Frente Amplio entre las organizaciones donde también hay espacio para todos
ellos.
A
este ritmo y maneras, uno no sabe si invocar a Manolo y su denuncia sobre la
estrategia de los sectores dominantes para la división; si analizar el fenómeno
desde la antropología política; o si refugiarse en el realismo mágico, para
abordarlo desde la perspectiva literaria.
A lo mejor, quien sabe, resultan válidas las tres perspectivas.
En
cualquier caso, ganada la comunidad de ideas y propósitos, como al efecto dicen
los escritos de sesenta y tres, del total de sesenta y siete, la mejor
actitud es seguir fomentando la
unidad entre los dispuestos a dar pasos prácticos, a complementarse entre sí.
Como en el Frente Amplio aquí, en Uruguay y en El Salvador.
Por Manuel Salazar. 24 de septiembre de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario