¡En esta
esquina…!
La cuestión
principal es el poder
Por: Manuel
Salazar
En días
recientes escuché de militantes que rechazan la política de Convergencia la idea
de que es preferible que el PLD siga en el gobierno, y mejor si es con Leonel
Fernández, porque eso facilita la oposición y los sectores progresistas podrían
crecer más.
Ser oposición
y la posibilidad de crecer en el futuro inmediato son las coordenadas en la que
esas mentes encuadran sus valoraciones y prácticas políticas, mientras la vida
discurre difícil para el país, nación y mayorías populares.
Al
escucharlas recordé las palabras de un comunista español que al no saber
trabajar en las nuevas condiciones
políticas de la transición postfranquista,
concluyó en que “después
de todo, contra Franco luchábamos mejor” y como nunca supo readecuar su
trabajo a las mismas, terminó siendo un declamador de buenas intenciones,
crítico a todo y rememorando sus glorias bien ganadas contra la dictadura.
La de
aquellos militantes es la lógica del que no tiene el objetivo del poder como
cuestión principal, que es la de cualquier partido; y por tanto no valoran
circunstancias favorables como las de ahora en el país para
aproximarse o alcanzarlo.
Uno de los
pesos muertos que llevamos encima los de la Izquierda
es el haber sido asimilados parcialmente de más en más por el pueblo desde
la abstención del 14 de junio en 1962. Para la lucha social, aceptados; no así en la
competencia por posiciones de poder; lo
que significa que tenemos de entrada más del 50 por ciento de la partida
perdida, en un momento histórico como el actual, en el que la dirección del
Estado se juega en la competencia
electoral y no en las realidades creadas por las mentes fantásticas.
El militante
político hace oposición pensando en llegar al poder lo antes posible. Hace
análisis de coyuntura no con
un fin académico; sino para poner en relieve cómo, en el marco
de una correlación de fuerzas, encuentra caminos, trillos, vericuetos o grietas
por donde avanzar o colarse al poder.
En octubre de
1917 en Rusia, Lenin dio muestra de esa
aptitud. Siendo su partido, el bolchevique, un partido pequeño, hizo una
lectura política adecuada del momento, pactó con un partido liberal para
derrocar al Zar, y a poco tiempo, con las masas de este mismo
partido, saltó al poder tras la revolución de ese mes y año.
Aquí en
nuestro país, en 1996, con una nómina de 14 mil militantes el PLD aprovechó
unas circunstancias y pactó el Frente Patriótico con Balaguer para ganar el
gobierno y luego obtener el poder que tiene hoy. Sin ese pacto, estuviera
todavía luchando por sindicaturas, regidurías y diputaciones. Claro que al país y pueblo no le ha resultado
ese pacto; pero la maniobra que hizo es un modelo de cómo en determinadas
coyunturas se puede dar un salto de garrocha hacia el poder.
Ese salto
puede ser para bien del país, nación y pueblo. El de Lenin, en la Rusia de
febrero- octubre de 1917, estableció el socialismo en ese país.
Fijarse en el
objetivo de ser oposición a la espera de que en el futuro
se podrá crecer, es suponer además que la vida política es lineal y se pueden
prefijar los acontecimientos y resultados.
Balaguer
salió acosado del poder en 1978 y todos consideramos que era el fin de su
carrera. Regresó en 1986 y se mantuvo
diez años. En el 2000, Leonel Fernández salió del gobierno con una tasa
elevadísima de rechazo, e igual creímos que jamás volvería a ser presidente de
la República, y contra este
vaticinio volvió en
el 2004 y se mantuvo hasta el 2012. El presidente Hipólito Mejía salió del
gobierno bastante estropeado en el 2004, y regresó como un candidato
presidencial tan celebrado en el 2012 que el poder del Estado tuvo que
emplearse a fondo para quitarle el triunfo.
La
experiencia desdice la lógica de que es preferible mantenerse en la oposición
con fines de posicionarse mejor en el futuro; y por el
contrario, aconseja centrar
la mirada en el
poder y aprovechar circunstancias
para avanzar hacia el mismo. Así es como el Frente Amplio y su candidato Fidel
Santana conciben la política de
Convergencia, con propuestas de programa y ética de gobierno.
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