¡En esta esquina…!
Responsabilidad histórica para un
pacto trascendente
Por: Manuel Salazar
Ocurrencias como el intento de asalto
a la cárcel de Najayo; 152 mil sometidos a la justicia por
delincuencia en poco más de un año; 1,7
millones de gramos de drogas decomisados en ese mismo tiempo; el hecho del
Metro; doce atracos en un fin de semana
reciente en una ciudad pequeña como la de Nagua; los factores Figueroa Agosto y
Quirino, presentes todavía; el factor Félix Bautista y los hechos relevantes
vinculados a la corrupción que han superado la capacidad de espanto de buena
parte de la sociedad; la afirmación de médicos que son autoridad en el campo de
la salud sobre la bancarrota del sistema sanitario nacional, bastarían para llamar
la atención de los sectores y líderes políticos que se sienten comprometidos
con un cambio progresista en las condiciones del país.
Sin parar, en la nación se acumulan
hechos que confirman un proceso en el que se disuelven sus elementos
esenciales. A pesar de lo bien apreciado que dicen las encuestas está el
presidente de la República y del “crecimiento económico” que observan los
funcionarios del Banco Central.
Los países y naciones se fuñen, y desde luego sus mayorías populares son
las afectadas. De eso hay ejemplo en países con más recursos
materiales y mejores indicadores en el desempeño macroeconómico que el nuestro.
El pueblo dominicano necesita de los
líderes y dirigentes políticos de la oposición con vocación de país y
democrática que se atrevan a poner esos atributos en primer plano, y firmar con
la
palabra de compromiso
un pacto que
ponga un PARE a ese mal proceso y conduzca al pueblo por una real transición
hacia la democracia con justicia social.
La responsabilidad histórica está
convocada para ahora; y si por anteponer intereses de pequeñas claques, o corresponder
a orgullos pequeñoburgueses más que al pueblo, no se concurre puntual a esa cita, será
desaprovechada una oportunidad histórica y otros Horacios y Horacitos Vásquez aparecerán en las páginas de
la historia.
Ese pacto debe incluir las elecciones
del 2016 y más allá y
fundamentarse en un proyecto de nación del que se elaboren programas de
gobiernos continuos.
Como he dicho en ocasiones anteriores,
la hegemonía social, pende en este momento de la voluntad del PLD. El
bipartidismo, no se da y son el danilismo y el leonelismo las dos fuerzas políticas que garantizan esa hegemonía.
La nueva mayoría política que pudiera
anteponérsele e irrumpir de inmediato en la vida nacional con posibilidades de
cambiarla en un sentido positivo, hay que construirla, y
está en la concertación entre los
elementos dispersos de la oposición, y no en ninguno en particular así haya unos más desarrollados que otros.
En la medida en que pasa el tiempo, se
le da más cancha al trabajo de la inteligencia del PLD- gobierno para potenciar
elementos de la división que le es vital para mantenerse arriba; como al efecto
está ocurriendo.
Con un poco de sentido común, en ese
pacto se multiplicarían por mucho todos sus signatarios, más de lo que como
particularidades podrían obtener. Aspirantes a la presidencia de la República
avanzarían más rápido a ese objetivo. Se trata de un pacto político para el presente
y el provenir; mirando en positivo hacia delante, no en lo
que fue o debió ser el
pasado, así comporte los elementos críticos y autocríticos necesarios.
No hay que negarse a pactar con nadie por ser o
haber sido parte de un partido de los que han gobernado el país; porque los que
aparecen como posibles candidatos presidenciales de entre los líderes o
dirigentes alternativos algunos han sido funcionarios importantes en gobiernos
anteriores, e incluso los hay que han calificado para serlo así de Leonel como
de Balaguer y sus honras no han sido mancilladas por eso. Solo
Fidel Santana, presidente y
candidato del Frente Amplio, no ha sido funcionario de gobierno alguno y sus
credenciales surgen de los hornos de la lucha popular y nacional.
Urge ese pacto en torno a un proyecto
de nación, con alternabilidad de candidatura y de gobierno dentro de la misma
concertación. Así ganaría la oposición y
con esta la posibilidad de un cambio.
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