¡En esta esquina…!
El desafío de
lo alternativo: temas para una transición (2)
Por: Manuel Salazar
Cuál desarrollo. Desarrollo, más que crecimiento. En medios políticos y académicos se habla a veces
como si los conceptos desarrollo y crecimiento fueran similares. Por intención, en el caso de los gobiernos. De
hecho por estos días pasados escuchamos otra vez a las autoridades del Banco
Central hacer privanzas del crecimiento de la economía y muchos lo exaltaron
como desarrollo; cuando es claro que ese crecimiento ha venido aparejado con la
pobreza. Porque crecimiento y desarrollo son conceptos diferentes, aunque
relacionados.
El crecimiento
expresa un aumento en el Producto Interno Bruto, PIB. En los años entre 1966 y
1978, en la República Dominicana se alcanzaron tasas de hasta 12%.
En el período 1996-2000, la
economía dominicana tuvo un crecimiento promedio de 8.5%.
Pero en
ninguno de los dos casos hubo desarrollo. Porque el desarrollo viene siendo una ecuación que relaciona de
manera directa variables como, el crecimiento económico; la transformación
progresiva de las bases materiales y fuerzas productivas del país; la mejoría
social del pueblo incluyendo la recreación y el disfrute de los bienes
culturales; y un régimen político y social que le garantice seguridad y
participación democrática en las decisiones públicas relevantes.
La República
Dominicana vio agotarse el modelo de “sustitución de importaciones”, que la
mantuvo en la dependencia del extranjero; este fue sustituido por otro, basado
en el turismo y las zonas francas, que por igual la mantiene dependiente y en
el círculo dantesco del crecimiento económico con altos niveles de pobreza.
Antes, se había sembrado el país de caña de azúcar y de esta se produjo uno que
otro producto, cuando pudo avanzarse a producir decenas. Aquí se produce y exporta cacao; pero las
divisas que a lo mejor genera esa exportación se consumen importando los
chocolates que podrían producirse en el país con nuestro propio cacao. En este
y el caso anterior, la agroindustria y
con esta de toda la investigación, empleo y calificación técnica y
profesional de mano de obra que implica,
habría sido una manifestación de desarrollo.
Un ejemplo de
castración a las posibilidades de desarrollo de un país lo constituye la Venezuela
de los tiempos del dictador Juan Vicente Gómez (1908- 1935) que disponía de
reservas de petróleo y de un importante componente de producción agropecuaria. Pero a ese señor lo pusieron en la jefatura
del Estado, entre otras cosas, para que convirtiera ese país en mono-exportador
de petróleo e importador de alimentos, para lo que destruyó la plataforma
agropecuaria existente, consecuencias que todavía se sienten.
En nuestro
país, han cambiado los modelos de crecimiento económico y han generado riqueza
durante más de 50 años consecutivos; pero, al mismo tiempo, ha crecido la
pobreza hasta el 60% de la población en algunas provincias y barrios populares;
se deterioran los recursos naturales; la
inseguridad es alarmante, casi 69% de la población percibe que la misma crece
en el país, tal como indica el informe del PNUD 2013-14 sobre “Seguridad con
Rostro Humano”.
Ya lo he dicho
aquí mismo en Acento, los modelos de crecimiento, esencialmente el vigente, han
sido de “dumping” social y ecológico, porque logran crecer la economía sobre la
base de mantener una política salarial restrictiva, un peso devaluado y altas
tasas de desempleo. Y además, permite que los inversionistas en minería y proyectos
turísticos destruyan bosques, manglares y cuencas acuíferas.
La nación,
país y pueblo dominicanos debemos salir de esa trampa económica y del cepo
político e institucional que la garantiza. En su lugar, poner uno que tenga como esencia el desarrollo
y diversificación de la producción, recursos y fuerzas productivas nacionales,
con tecnología, educación e investigación apropiadas; el trabajo bien remunerado; el desarrollo del
mercado interno; el uso, preservación y desarrollo de los recursos
naturales; en el marco de un régimen e instituciones democráticos, que exprese
la nueva realidad social, económica, política y cultural que constituye la
superación de aquel modelo.
En esta visión
del desarrollo han de armonizar todas las formas de propiedad posibles, la
privada por supuesto; y destaco entre todas las
públicas y la solidaria- cooperativa. E igual han de encontrar un lugar el desarrollo y gobiernos locales. Continuaremos
con este tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario