viernes, 5 de junio de 2015

El Frente Opositor es lo revolucionario ahora


Por: Manuel Salazar

¡Ay!  

Que tan   difícil   nos   ha   sido  a   los dominicanos y dominicanas hacer converger esfuerzos, hasta para regresar el país al propósito de República que se propusieron los constitucionalistas de abril de 1965. 

Desde los años de 1950 han ocurrido tres grandes olas de importantes avances políticos en América del Sur, Centroamérica   y   países  del   Caribe, incluyendo una revolución en Cuba.  Aquí no se ha podido.

Hace  54  años  el  pueblo se deshizo de la dictadura de Trujillo que lo contralaba todo  y ahora un solo partido también controla todo el poder.

¡¿Cómo es que  hemos llegado a esta realidad!?

Hay discursos, personalidades, talantes y conductas, que atraviesan el tiempo desde que cayó Trujillo, que permiten decir que buena parte del problema es que   hemos   sido   divididos;  como   que   vivimos  en varias repúblicas.
La que existe, lacaya, impuesta por la intervención norteamericana de 1965, que ha devenido en la del PLD.

Otra, que  existe  en   el  ser-pensar  de   gentes que son de  las clases dominantes aunque no estén en el poder;  que se mueven en un  mundo político  penetradas de ese mito del que habló Platón en su obra La República: “la divinidad, cuando os moldeó, puso oro en la mezcla”;  y por eso solo pueden ser reyes, muy supremos para ser  segundos de nadie, o arrimar  hombros a otros.

Hay   otra   república, Inmaculada, la de los que dicen  “no querer nada con la política”.  También hay una militancia pura y perfecta,  que  milita  en principios generales, y para quienes la táctica política siempre será la misma cualquiera que sea la circunstancia concreta.

 Sobrados unos y otros de facultades para  postular  sobre  cómo  es  que  se  deben  hacer las cosas para que aparezca  el  bien.

Como  candidatos  a  ciudadanos  de  esta  Inmaculada,  hay también  una suerte  de mentalidades en contravía, discutidores, dispuestos a destacar   formulando la tesis contraria a las asumidas por los  demás, y hacer que las reuniones discurran en largas discusiones que por lo general concluyen en la convocatoria a otra reunión para que siga el debate.

Y así hasta que el Eclesiastés dicte su conocida sentencia.

Aquí nos encontramos con miles de Comandantes. Hay cientos  con poder para la disociación,  la  generación de dudas y sospechas en los colectivos; impertinentes habilitados para las ocurrencias tangentes al curso esencial de lo que corresponda hacer, o discurra.

 Abundan personalidades, Ex esto, o Ex aquello, que se asumen sublimes, creando y cambiando pequeñas Cortes en su entorno; fines en sí mismos;  a los que hay que garantizarles mención especial o lugar en primera fila, o entra el mar.

Como políticos, hacemos análisis políticos de estas situaciones;  y  no  nos hemos detenido nunca a observar cuanto hay en todo esto de  ese asunto tan importante que es  la  personalidad,  de cada ser social  en particular,  y del ser nacional.

Parece cuento, pero hay 70 grupos que se reivindican de izquierda o progresistas; cada uno con sus respectivas razones para existir, superiores a la de los restantes.

Es una pena. Hemos experimentado casi todas las fórmulas de la unidad de izquierda, y de cada una ha salido la división multiplicada.  Donde se unieron dos, resultaron hasta cinco.

En estas sublimidades descansa parte del esfuerzo de construir un frente electoral tangente en la coyuntura actual, que pretende desconocer que el aspecto principal de la contradicción pueblo- poder, es el PLD- Gobierno.

Una línea tangente que en los hechos restará votos a la oposición y de esa manera favorecerá al continuismo.

Es la reiteración de una conducta política errática, que siempre ha ido en vía contraria a lo que aconsejan las circunstancias.  Como en 1962 y su extensión a la caída de Manolo en  Las Manaclas.  Como en 1974, 1978, 1990, que permitió la pervivencia de Balaguer;  y en 1994 y 1996, que  permitió y hasta favoreció una nueva derecha, envoltura sutil del conservadurismo, que es la que ostenta el poder en este momento.

 En todos estos momentos se dejó de hacer lo que la coyuntura reclamaba, para luego  lamentar   los  resultados.

 Desde 1974-78,  nunca estuvo tan claro, tan simple, que la disyuntiva política central de este momento es: Convergencia opositora o Continuismo.  Pero todavía hay quienes dan vueltas frente a esta esencial cuestión del momento, discuten, analizan, hacen discursos tremendos, buscan respuestas, hacen ficción y se alzan en armas, dan riendas sueltas al pesimismo y la negatividad. …

 Todo esto se relaciona con un ser social y nacional que es resultado de políticas impuestas desde que Colón llegó; pero muy especialmente desde el 28 de abril de 1965 cuando por segunda vez vinieron los yanquis e impusieron políticas que  han  afirmado  un   ser   social  complejo  y  diverso.
En 1962 hubo un esfuerzo hacia un rumbo nuevo del país y lo impidió un golpe de Estado, al que siguió una revolución cívico militar que quiso retomar aquella línea,  y  fue   cercenada por  la  intervención del 28 de abril de 1965.

Se instaló la contrainsurgencia, política, económica, social y cultural. De aquí vienen esas repúblicas lamentables que junto a la lacaya mantienen la inercia política en el país.

 A pesar de que Manolo lo advirtió con tiempo, la serpiente de la división puso sus huevos;  y la intervención de 1965 instaló la incubadora para reproducirlos en serie hasta hoy.  La división política, social, generacional, intelectual… y  que para  algunos,  es  hasta racial.

Pero hay que perseverar. Tenemos que sobreponernos a estas realidades.  Porque está creciendo y convergiendo de nuevo la tendencia del cambio que se expresó en las elecciones del 2012, y en esta se puede avanzar lo más que se pueda hacia la renovación política; cuanto más si lo alternativo confluye en un programa mínimo y desde una clara voluntad convergente se propone, quiere de verdad, calificar el programa y compromiso de gobierno que sustente el frente opositor.  


El Frente Amplio Opositor para ganar en el 2016 y poner en práctica un programa de cambios políticos y sociales, es lo concreto a ese propósito en las actuales circunstancias.  Siendo así, es lo revolucionario en estas circunstancias.  Esta es la respuesta pertinente al momento político.

No hay comentarios:

Publicar un comentario