LAS
PARTICIPACIONES ELECTORALES DEL PCT HAN SIDO CON PERSPECTIVA DE LA UNIDAD,
INDEPENDENCIA DE PROPÓSITOS, CUMPLIENDO CON LA PALABRA EMPEÑADA ANTE TERCEROS,
Y SOBRE LA BASE “DEL ANÁLISIS CONCRETO DE LA SITUACIÓN CONCRETA”.
Manuel Salazar
Las informaciones que ofrezco en la serie de
MEMORIAS que inicio con esta, desbaratan el juicio de algunos contra nuestro partido respecto a que sus
tácticas electorales han apuntado a alianzas con partidos del sistema.
Además, ponen en relieve que somos un partido de la unidad, que cumple
con lo que se compromete y que hace análisis concretos de situaciones concretas
para definir sus tácticas.
I.-
Nuestra primera participación electoral fue en 1990, a través de siete (7)
Movimientos Municipales Independientes (La capital, Baní, San Juan de la
Maguana, provincia Monte Plata, Salcedo, Nagua
y Puerto Plata). No
hicimos ningún tipo de acuerdo con partido alguno.
Fue una política pensada y
apoyada por una reflexión teórica sobre el Municipalismo. No fue
política “de oído”, ni emocional. Varios de nuestros cuadros estudiaron
previamente “Gobierno y desarrollo local”.
Y a la luz
de esa experiencia en el tiempo organizamos varios Diplomados con ese tema y ocho(8)
Encuentros Internacionales sobre Experiencias de Izquierda en Gobiernos
Locales, a los que vinieron destacados municipalistas, funcionarios y
técnicos de izquierda en gobiernos locales de Brasil, Cuba, Ecuador, El
Salvador, España, Guatemala, México, Nicaragua, Uruguay y Venezuela.
El propósito de esa política fue “darle
orientación política al movimiento social, y base social a la política”,
dado que desde años anteriores hacíamos parte del centro de la lucha social
ascendente en el país.
(En nuestros archivos hay una amplia documentación sobre el
Municipalismo y el Desarrollo Local, desde una perspectiva de Izquierda. A
disposición de quienes la necesiten).
Parte de la izquierda tildó esa política de ”aldeana”, y por supuesto no la
respaldaron.
29
mil 125 ciudadanos-as marcaron nuestras boletas, y de estos, 24 mil 625 lo
hicieron en la capital, donde Virtudes Álvarez era la principal candidata a
Diputada. Esta
votación alcanzaba para que los dos primeros candidatos de nuestra lista fueran
electos; y para los que llevan
anotaciones, con relación a la cantidad de votantes de entonces de cada
demarcación, esa cantidad de votos obtenidos superaba con creces el
porcentaje que hoy se exige para
preservar un registro electoral. En
1990, con mucho menos votantes que en la actualidad, solo en siete (7) municipios, casi 30 mil
ciudadanos marcaron nuestras boletas.
Pero la Junta Central Electoral
solo reconoció la mitad de esos votos, que igual eran suficientes para que
Virtudes Álvarez fuera Diputada.
Don Rafael Herrera hizo un
editorial el 18 de mayo en el Listín Diario, felicitando a Virtudes por
haber “llegado con sus propios pies al Congreso”. Días después escribió otro editorial
excusándose, porque al parecer la JCE no validaría esa elección.
No hubo lugar para la “excusa” de que teníamos alianza con
algún partido del sistema, porque no hubo esa alianza, y entonces se apeló a que era “una política aldeana”. Pero esa tragedia, fue comedia años después, porque esos mismos que consideraron que
aquella política era aldeana, años después se lanzaron a construir movimientos
municipales.
Y nosotros, les apoyamos.
Los
jóvenes deben reflexionar estas experiencias, para que se propongan construir
un nuevo contexto para las relaciones y acción políticas,
condición vital para que en nuestro país haya una renovación en todos los
órdenes.
(En
la próxima MEMORIA, abordaré las elecciones de 1994 y la experiencia del PADRE
TOÑO).
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